No es necesario que renuncies a un viaje por temor a qué sucederá al momento de volar con niños. Prestar atención a estos detalles contribuirá a tener un trayecto tranquilo en el avión y que tus vacaciones se conviertan en un recuerdo memorable y no en una pesadilla.
El secreto está en una buena organización. Si tu vuelo es largo, lo mejor será viajar de noche para asegurar que tus pequeños hayan gastado la mayoría de sus energías y tengan ganas de dormir.
La correcta elección de asientos es un factor importante, reservar con suficiente anticipación asegurará que tu familia pueda sentarse junta. Si tus niños son mayores a dos años los asientos con ventanilla y situados sobre las alas son los más adecuados, puesto que es la zona donde se registra menos movimiento y la vista logrará motivarlos y distraerlos.
Despegar y aterrizar puede causar una extraña sensación en los oídos, ocasionada por los cambios de presión, malestar que se intensifica en los más pequeños. Para que este dolor no les provoque miedo, hazles saber que esta molestia es normal; y para disminuirlo, una goma de mascar, el chupón o el biberón son una buena opción, dependiendo de su edad.
Libros para colorear o un par de sus juguetes favoritos de tamaño pequeño y sin sonido, serán tus aliados para evitar el aburrimiento. Otra buena opción es recurrir a la tecnología, descarga aplicaciones o su película favorita para mantenerlos ocupados. Tendrás que hacer una excepción con los 20 minutos al día de videojuegos, pero esta vez el fin justifica los medios.
Al momento de empacar la recomendación es transportar solo lo necesario. Comprueba que no llevas nada restringido en tu equipaje de mano, sobretodo si tus hijos ayudaron a empacar. La medida nunca está de más, te ayudará a ganar tiempo y evitar problemas en el aeropuerto.
No es fácil mantenerlos controlados al 100%, tan solo son niños. Sé paciente y disfruta del momento. ¡Buen viaje!