Sustituir el café por los jugos, la mermelada por la crema de maní, el pan blanco por el pan integral… el año nuevo es un buen momento para proponernos comer más saludable. Sin embargo, aunque las intenciones sean legítimas, es probable que estés comiendo algunos alimentos de forma equivocada. Es por eso que te presentamos algunos alimentos que parecen saludables pero en realidad no lo son.
Zumo de frutas
Las frutas son indispensables en nuestra alimentación diaria, eso está comprobado, pero ¿si las frutas son buenas, por qué los jugos no?
La respuesta es simple: las porciones.
Ejemplo: cuando hacemos un jugo de naranja no sólo usamos una naranja, sino que usamos tres o cuatro. Además, al exprimirlas estamos dejando de lado la fibra que tienen. Así que cada mañana nos tomamos un vaso con el azúcar de cuatro naranjas.
Mantequilla de maní
Como en el caso del zumo de frutas, la clave para que la mantequilla de maní sea saludable depende de cómo se utilice.
En términos generales, una cucharada aporta aproximadamente 120 kcal. En otras palabras, tiene muchas calorías en relación con la cantidad, pero esto no la vuelve especialmente mala si se come en cantidades pequeñas.
Cereales de caja
Los cereales de caja son constantemente promocionados como la alternativa más rápida y saludable para un desayuno balanceado. Sin embargo, con un simple vistazo a la tabla nutricional nos podemos dar cuenta de que la mayoría de sus componentes son azúcares, granos refinados y demás componentes artificiales.
Barritas de cereal
Las barritas son uno de los snacks preferidos por muchos, ya que son fáciles de guardar, no son perecederas y son (supuestamente) saludables.
La realidad es que el último punto no es del todo cierto. Aunque cada marca tiene sus componentes únicos, la mayoría de éstas tienen cantidades elevadas de azúcar, grasa saturada y otros aditivos. Y ni hablar de las que tienen cubiertas de chocolate o yogur.
Yogur Griego
Nos han vendido la idea del yogur griego como si fuera el mejor producto lácteo que podríamos consumir. Esto se debe principalmente a que se promociona casi como un alimento artesanal, lo que sin duda asociamos con saludable.
La realidad es que los yogurs griegos en general tienen más grasas que los yogurs normales, también aportan más proteínas y calorías. Aunque es delicioso, es mejor optar por el yogur tradicional (mientras sea natural, claro).
Nos harían falta varias notas para enlistar todos los alimentos que parecen saludables pero en realidad no lo son. El punto es que debemos de poner más atención en la información nutrimental y menos en las promesas que nos hagan los empaques. Recuerda que somos lo que comemos, ¡suerte con tus propósitos!
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